Lou Tice:
Pasó su infancia en Seattle. A los 13 años pierde a su padre, por lo que debió ayudar a su madre a sacar adelante a sus hermanas menores.
> Fundador del Pacific Institute, organización presente en cuatro continentes, que se dedica a brindar asesoría a empresas, estados y organizaciones para aprovechar todo el potencial de sus integrantes.
> Empezó a poner en práctica sus teorías como maestro de escuela y entrenador de futbol americano. Sus consejos han sido tomados en cuenta en la resolución de conflictos como el Apartheid en Sudáfrica o la guerra de Irlanda.
> Ha escrito tres libros:
Un mejor mundo, un mejor usted. Una pequeña charla para explotar su potencial: 5 pasos que lo llevarán de aquí hasta allá y Entrenamiento personal para resultados: cómo enseñar e inspirar a otros los grandes resultados.
Lou Tice believes that excellence is a process - an achievable, continuous process that inevitably results when we learn to control how we think, what we expect and what we believe. International business, political and military leaders consult with him on how to do more with less and bring out the best in those with whom they work. Top athletes come to him for help with mastering the psychological aspects of peak performance. He works with educators on strategies that motivate both staff and students to set and achieve meaningful goals. In the final analysis, Lou Tice is a masterful teacher and educator who is remarkably successful at empowering individuals to achieve their full potential.
Lou Tice
"Hay mucha gente atrapada"
Dice que no es un motivador, sino un promotor de “tecnología mental”. Se sorprende de la cantidad de oportunidades sin aprovechar que hay en Guatemala. Atribuye esto a una forma de pensar condicionada, incorrecta o reducida.
Por Gustavo Adolfo Montenegro (Entrevista en Guatemala)http://www.prensalibre.com/pl/domingo/archivo/revistad/2006/julio06/020706/frente.shtml
¡Sí! responde Lou Tice, tras cinco segundos de silencio con los ojos cerrados, al preguntarle si en verdad la forma en que pensamos es la que determina, así de sencillo, el camino al éxito o al fracaso. “La respuesta corta es sí”, agrega el educador, asesor de empresas y promotor del crecimiento personal, autor de libros como Cinco pasos que lo llevarán de aquí hasta allá o Un mejor mundo, un mejor usted.
¿Cuál es la respuesta larga?
El mundo puede ser muy grande, pero no más grande que la realidad que usted lleva en su mente. La gente habla de un mundo inmenso, pero está atrapada dentro de su mente. Hay mucha gente atrapada y está encerrada por aquello que les es familiar, su zona segura. Pero lo familiar es una pared invisible. Cuando dejamos lo familiar y salimos del parapeto, se nos abre la creatividad. Pero muchos quieren volver a lo que es familiar, cómodo. Pero la oportunidad sigue allí. El cambio es dentro de la mente de la persona.
¿Y en verdad se puede construir una compañía, un país, sobre unas simples líneas de pensamiento?
Es la única forma. Y lo hemos hecho naturalmente, sin saberlo a veces. Usualmente es lo que enseñamos, porque la gente no sabe lo que tiene y le enseñamos a desarrollar su tecnología mental, para crecer en áreas específicas.
¿Dijo tecnología mental?
Es desarrollar una forma correcta de patrones de pensamiento con las habilidades correctas. Nadie te sujeta cuando tu cerebro funciona, nadie. Se puede aplicar el proceso para expandir el crecimiento de su negocio pero también de tu persona. Cuando uso esa tecnología me siento más cómodo y llego mucho más lejos haciendo mi trabajo. Ese proceso es lo que nosotros enseñamos.
Todos tenemos alguna clase de terrorista interno, ya sea por las circunstancias, las malas experiencias, los traumas de la niñez ¿Cómo librarse de ese saboteador interno, que nos mete miedos y dudas?
Las experiencias negativas son grabaciones de lo que nos ha pasado en la vida, pero si no sabes manejarlas te van a estorbar y no sólo eso: vas a seguir reproduciéndolas en la vida, en lo social, en el negocio. Hay procesos y técnicas para ir de vuelta y reajustar esas realidades emocionales. En el proceso que enseñamos, no son reales los temores. Mucha gente juzga el futuro por lo que les ocurrió en el pasado, pero no necesitan hacerlo porque pueden arreglarlo.
Eso está bien, pero el objetivo de sus programas parece estar centrado en los logros, lo cual podrá hacer feliz a los empresarios, a los jefes, pero ¿qué hay del obrero, del empleado común?
Un jefe siempre quiere más y pone una tremenda tensión en el trabajador y nunca está feliz. Nosotros damos información y claves a cada nivel de la organización, desde arriba hasta abajo. Ayudamos a la gente en la organización a aprender a ponerse metas para su vida y no sólo en el campo del trabajo. Enseñamos cómo hacer más sin estrés, cómo ser más competitivo. No hay estrés si cambiamos la mente, pero éste viene cuando se intenta ser mejor de lo que uno cree que es. La clave es saberse mejor, siempre intentándolo más fuerte, con más esfuerzo...
Pero eso suena todavía como a lavado de cerebro
No es mi intención tal cosa. Yo comparto la información con la gente y ellos tienen una elección: tomarlo o no. Si estás viviendo a medias tu vida, desaprovechando tu potencial, podría ayudarte. Todos pueden mejorar, y no sólo el desempeño, sino mejorar tus ahorros, crear tu propio negocio, mejorar tu familia, educar mejor a tus hijos. Esto no es motivación, es tecnología mental. De hecho, somos lo opuesto a un lavado de cerebro, porque enseñamos a pensar, a cuestionar su realidad. Son las cosas tontas que pienso las que me detienen, debo aprender a hablar conmigo mismo.
El autodiálogo es la herramienta crucial.
Dígame si las más grandes y exitosas compañías tienen algún secreto en común.
Hay varios, pero uno es que tienen una cultura que no opera por miedo ni en defensa. Si alguien pasa su vida pensando que va a ser bueno porque siente que las llamas del infierno le tocan las nalgas, va a ser bueno por miedo, pero eso es ser bueno a medias.
Otro secreto es contar siempre con lo negativo. Siempre hay consecuencias no deseadas por las decisiones, pero contempla lo bueno y no te concentres en lo pesimista.
¿Qué diferencia hay entre su método y el de otros expertos en motivación?
Yo no soy un motivador.
Bueno, digamos ingeniería mental...
Me gusta esa definición. Es que la motivación nunca viene de afuera. Para qué vas a necesitar motivación de afuera, si tu fuerza viene de adentro, de tu meta. La energía es creada de adentro y te conduce. Las ideas vienen cuando tienes clara tu meta.
Cuando se acercan a usted los gerentes de compañías, ¿cuál es la principal queja?
Dicen que están atascados y que la gente no utiliza su potencial. Entonces nosotros entramos a enseñar nuevas formas de hacer lo mismo de siempre, ya sea construir casas, fabricar bombillos, no importa.
¿Y cómo los empieza a sacar del problema?
Para decir eso, nos pagan (ríe).
¿Cuál es la receta básica para llevar a un equipo a su nivel óptimo?
Es un proceso, no una receta. Hemos hecho esto por 35 años en el mundo y se ha mejorado mucho. Se necesita que cada grupo, empresa o país identifique su propia cultura de trabajo. Nada se le impone, ellos mismos encuentran su solución, que es siempre distinta y al mismo tiempo parecida.
¿Cuál es el gran pecado de un líder?
El peor es ser un bravucón y emplear la coerción. Es algo absurdo, pero hay gente que cree que puede controlar a otros. No deja a la gente crecer. Y hay muchas razones para eso. La primera es baja autoestima. Cuando la gente tiene baja autoestima amenaza a aquellos que consideran tan buenos o mejores que él; tratan de mantenerlos en su lugar. Y ello no ocurre sólo en empresas. Por ejemplo, un marido que tiene una baja imagen, de pronto ve que su esposa quiere estudiar o trabajar. Se ve amenazado y la ataca. ¿Crees tú que alguien te va a dar trabajo? Crees que te va a servir de algo estudiar? O peor aún, la insultan e incluso llegan a la violencia, sólo porque ella lo cuestiona. La gente tiene un bajo concepto de sí misma, poca tolerancia a la crítica y por eso aplasta a otros. Ese es, a propósito, uno de los grandes problemas que hemos identificado en Guatemala, como sociedad.
¿Y qué se puede hacer?
Es bueno saber que estás haciendo bien lo que haces. Mientras más alto creas que eres, mejor lo harás. Los guatemaltecos deben elevar su autoestima y su desempeño, pero al mismo tiempo aprovechar la crítica. La humildad no es agacharse a recibir golpes, sino asimilar dentro de sí los éxitos, y mientras lo haces, sube tu imagen propia.
¿Por qué empezó usted a trabajar en la ingeniería mental?
Mi padre murió cuando yo era niño, y cuando mi madre se quedó sola, solía estar molesta la mayor parte del tiempo. El clima de mi casa era siempre muy volátil, infeliz. Nunca viví como quería y no sabía si sería feliz algún día. Así que empecé a buscar información, porque no quería continuar viviendo así. Empecé a ver que yo tenía un potencial, tenía que dejarlo salir y dar esperanza a otros. Trabajé como profesor en una escuela secundaria y al poco tiempo, los otros profesores me decían que no podían controlar a los alumnos, que estaban muy críticos, que no se conformaban con una sola explicación de las cosas. Un maestro se acercó y me dijo: ‘Usted está criando rebeldes’. Pero en realidad yo sólo los animaba a que pensaran por sí mismos y que defendieran sus ideas...
¿Cuál es hoy su meta?
Ser hoy mejor que ayer. A lo largo de este camino de años, me encanta oír lo que la gente piensa, a favor o en contra, porque mientras los escucho, aprendo. Por eso, nunca me voy a retirar, porque todavía estoy cambiando y mucho más ahora que en los últimos 27 años.
Muchos ciudadanos en este país ya no creen en mensajes positivos o en perspectivas optimistas, sobre todo porque los políticos corruptos se han llevado sus expectativas, su confianza. ¿Qué hace usted ante un panorama así?
El público ha permitido a los políticos llevarse su confianza, porque fue él quien los eligió. La gente dice: lo que ellos, los políticos, hacen no es nuestra culpa. ¡Pero yo sí lo sé! El problema es que el ciudadano se acostumbra a pensar que los políticos sólo pueden ser así. Es un problema de concepto, de idea. Otro ejemplo. Ahora se ve tanta seguridad privada en colonias, negocios y casas. ¿Es normal eso? Muchos asimilaron así la realidad y creen que es normal y ya no luchan por cambiar la situación de violencia. Todos estamos esperando algo milagroso de fuera, pero no nos comprometemos a trabajar por una mejor sociedad, una mejor familia, una mejor empresa. La gente espera lo que le diga su horóscopo y se conforma.
Pero es que a veces nadie apoya el esfuerzo...
Siempre hay razones y excusas: ‘No soy lo suficientemente fuerte’. Pues hazte más fuerte. ‘Es que no influyo’, pues hazte más influyente o vete a vivir a otro lugar. Muchos dicen: ‘No me gusta Guatemala’. Entonces arréglala, pero no opines mal si te vas a quedar donde mismo, sin hacer algo. Para empezar, piensa que eres capaz y que mereces un mejor lugar para vivir, luego lucha por realizarlo. Para terminar, un hecho real que demuestra que si no lo hacemos nosotros, otro se aprovechará: Guatemala produce el mejor café del mundo ¿cierto? Sí. Pero alguien, Starbucks, en Seattle lo vende a cinco dólares la taza. ¿Cuánto dinero le gana? Mucho, pero lo ganan ellos, porque nadie pensó aquí, en Guatemala, que su café fuera tan bueno, ni creyó en la idea de poner negocio basado en él. ¡Es que no se nos ocurrió!, dicen. Pues ahora que se les ocurra otra forma de innovar.
En el siguiente enlace de TPIGLOBALNEWS podras encontrar mas informacion sobre Lou Tice y The Pacific Institute, visitala:
http://www.tpiglobalnews.com/index.html